sábado, 20 de octubre de 2012

LA ELEGIDA


 




No ves que guardo la vida, temblorosa,

en mi puño cerrado?
No ves que soy yo la única que sabe
el secreto de la vida,
que las puntas de mis dedos
resplandecen por las noches?

No ves que mis manos se afanan
y logran milagros chiquititos,
minúsculos tesoros,
terrones,
pedacitos?
Qué no harán entonces en ti,
qué maravillas no obrarán mis manos
en tu cuerpo amado.
Y no ves, no has notado,
mis caderas son anchas
como las puertas del cielo,
como las de mi alma?
Yo te invito a pasar,
y te invito a quedarte.
Si me eliges a mí.

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